Es relevante retornar a la edad antigua y comprender cómo desde entonces se originó la necesidad de contar con una garantía de protección en el ámbito laboral. Es preciso tener en cuenta que el hombre primitivo adquirió la habilidad de defenderse mediante la creación de herramientas de apoyo y armas que simbolizaron su protección ante las condiciones climáticas, las amenazas de los animales e incluso otros seres humanos.
En la Edad Media, surgieron las primeras asociaciones gremiales que pretendían proteger a los trabajadores típicos de cada actividad, debido al desinterés por parte de los superiores a cargo, ya que solo se acudía a la medicina laboral en casos extremos.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que los riesgos más representativos para la salud en cuanto a la minería son la exposición prolongada a factores como polvo, productos químicos, ruido, vibraciones, calor o humedad, así como la realización de esfuerzos excesivos, espacios confinados y herramientas de trabajo inadecuadas.
Es importante destacar que tanto los empresarios como los mineros carecen de conocimiento acerca de las consecuencias en la salud que frecuentemente presentan por la ausencia de los elementos de protección personal, los cuales, aunque no eliminan el problema, disminuyen las posibilidades de adquirir una enfermedad.
Ahora bien, los efectos de la minería en la salud pueden ser directos e indirectos, no solo en la población trabajadora de la minería, sino también en los habitantes de regiones de explotación. Por consiguiente, los responsables de las minas deben tomar medidas para garantizar la salud y seguridad de los trabajadores y, además, garantizar el bienestar de todas las partes interesadas que, de alguna manera, se ven afectadas por las actividades de la empresa.
En la minería y en otras actividades económicas, se encuentran dos grupos de individuos que pueden presentar dificultades con los contaminantes que se generan, tales como los trabajadores que participan en los procesos productivos que se encuentran expuestos a gas, vapores, material particulado y nfermedades de riesgo.
Otra población son las personas que viven en lugares cercanos a los lugares de la explotación o transformación de los minerales. En el caso particular de las minas de carbón, los efectos del polvillo de carbón en los pulmones han generado una patología denominada neumoconiosis, la cual, con el transcurso del tiempo, se convierte en fibrosis masiva progresiva.
Además, la contaminación del aire por dichas partículas ha tenido un impacto en problemas cardiovasculares, renales e incluso cáncer en aquellos que se encuentran cerca de las minas de carbón.
Asimismo, es importante señalar que, en un sitio de origen minero, la mayor afectación se produce por el material residual en el aire; el suelo y el agua.
En consecuencia, la afectación en cuanto a la salud y seguridad no se produce de manera inmediata, ya que puede acarrear consecuencias a largo plazo, tales como la deforestación o la extinción de la fauna del lugar, así como malformación de los seres que allí habitan por el consumo de agua contaminada.
Se puede constatar que una de las primeras medidas adoptadas por los gobiernos para salvaguardar y preservar la seguridad y salud de los mineros ha sido la implementación de normas internacionales que han guiado la correcta ejecución de las actividades mineras, el empleo de elementos de protección, la concienciación de la relevancia de la preservación e incluso el cuidado de la naturaleza.
En Colombia, al mismo tiempo, se han tomado medidas para que la minería se realice de manera responsable, por lo cual se han implementado programas que van desde visitas de fiscalización que realizan las autoridades, como por ejemplo (Ministerio de Minas y Energía y la Agencia Nacional de Minería) hasta la capacitación de empresarios, titulares y trabajadores mineros acerca de la importancia de llevar siempre los elementos de proteccion personal.